
El Wow
La pintura, tradicionalmente concebida como el resultado mágico de una mano privilegiada con una mente brillante, dista mucho de la compleja realidad de su proceso creativo. Cada obra es un tejido de múltiples manos e influencias en constante evolución.
El problema central radica en que el espectador rara vez conoce la historia detrás de la pieza. Es en este punto donde emergen las barreras de acceso al arte y se erigen los muros elitistas que lo alejan de la experiencia colectiva.
¡Wow, qué mundo tan árido! Pero este "Wow" no es solo una sátira; representa la esencia creativa que ha dado vida a miles de obras a lo largo de la historia del arte. Es una interrogación y una afirmación simultánea.
Nos cuestionamos: ¿Es el ego el verdadero motor que nos impulsa por el río de la creatividad? Nos oponemos rotundamente a negar nuestras raíces creativas. El arte no nace de la espontaneidad individual, sino de la colectividad. Un "Wow" no es uno, sino muchos "WooooW".
Este "Wow" puede o no contener los trazos de un Rembrandt, un Tiziano o De Kooning, o incluir una R de Peña o una T de la fiesta brava. Incluso puede tener una J desde un quinto nivel. Lo fundamental es que propone mostrar la grandeza de la colaboración y el valor de trascender el ego personal.
Por eso, hoy les presentamos una serie de piezas que van más allá de una crítica social al status quo. Son un homenaje a la infancia, al juego y a la libertad con la que un niño toma sus crayolas para plasmar su realidad y su visión del mundo.
El "Wow" no es una pieza aislada. El "Woooow" es un movimiento de transformación en comunidad.